¿QUÉ ES?
El bruxismo es el hábito de apretar o rechinar los dientes. Se trata de un problema que afecta a niños y adultos.
Por qué ocurre
Se debe aclarar que, en un primer momento, el bruxismo no es motivo de preocupación. En realidad, este fenómeno acompaña la dentición y estimula la formación muscular y ósea de los huesos del rostro. De hecho, este hábito suele desaparecer apenas salen las muelas y los incisivos permanentes. Los niños que bruxan empiezan a la edad de los cuatro a los ocho años y en un alto porcentaje de estos niños a medida que aumenta su edad el bruxismo desaparece; siendo el bruxismo infantil, por tanto, una condición limitada que no necesariamente progresa a bruxismo en el adulto.
Cuando el bruxismo no se debe a un proceso fisiológico natural, puede estar causado por factores psicológicos o físicos. Por ejemplo, si el niño está sometido a situaciones estresantes, como puede ser una mudanza, el nacimiento de un hermano, la separación de los padres o el ingreso al colegio, el bruxismo puede ser una forma para liberar las tensiones acumuladas. No obstante, también puede tener una causa física, como una mala posición de los dientes al cerrar la mandíbula.
Consecuencias:
Lo primero que impresiona a los padres es escuchar el ruido que hace el niño al rechinar los dientes. Luego, al ver cómo aprieta la mandíbula, les parece que se le van a romper los dientes. Esto no sucederá, pero si el bruxismo no se soluciona, puede provocar daños a la salud dental del pequeño.
El problema es que el bruxismo puede causar un desgaste en las piezas dentales. Al frotar constantemente los dientes, el esmalte se erosiona e incluso llega un momento en que puede afectar la dentina. Además, también aumentan las probabilidades de sufrir enfermedades en las encías.
En otros casos, el bruxismo infantil puede conllevar a una pérdida anticipada de los dientes, así como a una sobrecarga de las articulaciones temporo-mandibulares. La buena noticia es que estas lesiones no suelen ser permanentes ya que los niños aún deben perder los dientes de leche. No obstante, si el bruxismo continúa una vez que aparecen los dientes permanentes, puede afectar la dentición adulta.
Consejos
Ante todo, es importante que el niño disminuya la actividad física y mental antes de irse a la cama. Es recomendable que se acueste lo más relajado posible. Puedes darle un baño caliente antes de dormir, leerle un cuento o recurrir a la aromaterapia. Tampoco es conveniente que se quede dormido con el televisor encendido. Además, debes evitar lo que se conoce como “conductas parafuncionales”, que consisten en morder otros objetos, como un lápiz o las uñas.
Si estas estrategias no funcionan, debes llevarle al dentista. Esta valorará el caso y, en dependencia de la gravedad, puede indicar el uso de una placa miorrelajante, cuya función es impedir que se produzca una lesión permanente por el rechinar de los dientes.
Cuando tratar
Por tanto, el tratamiento a edades tempranas sólo será necesario si el niño presenta desgaste excesivo de dientes permanentes, molestias en la mandíbula, inflamación de la musculatura o dolor de cabeza y de oídos.